La única constante, la única acompañante que me comprende, que me enciende, que me desliza por mil emociones, me eleva, me alegra, me sonríe, envuelve y vibra mi cuerpo.
Bendita eres, sin ti la vida sería una línea recta, contigo la vida es viva.
Agradecida por ti.
No hay lógica, las letras se enredan en la mente, ya no tiene caso buscar, el hilo se enredó sin rumbo, sin final, sin continuación.
El lago permanece quieto-inquieto, arriba permanece inerte, en el fondo muy hondo hay remolinos mudos.
La consecuencia es que no quiso sumergirse más, he decidido permanecer en la superficie sola, ya no más ruidos sordos, que se quede solo el rumor, que se queden los brillos en el agua, flotando y si el tiempo decide retornar el camino se mostrará sin piedras.
Cierro los ojos y aparece la energía de un recuerdo que mece mi corazón tibio, hecho de viento me envuelve la vida, juega con mis cabellos, me sonríe, rosa mis labios con palabras y aún así es tan etéreo, intangible, casi inexistente, la mañana se presenta con la inmensidad de este no se qué, que llega a abrumarme, mi cabeza no soporta el ruido que entra por los latidos insistentes de un presente alterno, no real… Solo mis ojos y luz eléctrica son testigos mudos de algo indefinido y vivo, quizá deba cerrarlos, quizá ya deba apagarlo, quizá solo sea una dulce sensación de una posibilidad que debo soltar.
